Cuando llegan las fiestas patronales en los pueblos de Segovia hay algo que nunca falta: la música, la verbena… ¡y el asado en la mesa! Tanto el cordero como el cabrito se convierten en protagonistas de esos días en los que todo el pueblo celebra la tradición y la convivencia. Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez por qué el asado de pueblo es el plato estrella en estas celebraciones?
Un producto de siempre, criado en el entorno rural
En la campiña segoviana, desde hace siglos, se han criado ovejas y cabras que daban a las familias el alimento más preciado: la carne tierna de cordero y cabrito. Preparar un asado con estos animales era sinónimo de abundancia y de fiesta, ya que no se trataba de un plato de diario, sino de ocasiones especiales.
Los hornos de leña, punto de encuentro
En muchos pueblos de Segovia existían los hornos comunales. Allí las familias llevaban su asado en cazuelas de barro y lo compartían con vecinos y amigos. Ese momento se convirtió en un símbolo de unión, y con el paso del tiempo, en una tradición que aún se mantiene en las fiestas patronales.
El asado como seña de identidad
El secreto de un buen asado segoviano es su sencillez: carne de calidad, un poco de agua, sal y fuego lento en barro y leña. Ese sabor auténtico se transformó en parte de la identidad cultural de Segovia, tanto que hoy es imposible imaginar una celebración de pueblo sin el inconfundible aroma del asado de cordero o cabrito.
Más que un plato, una tradición viva
Comer asado en las fiestas es compartir historia, raíces y orgullo de pertenencia. Es brindar por la vida en comunidad y por el sabor de lo auténtico. Por eso, en cada mesa festiva de Segovia, el cordero y el cabrito asado de pueblo siguen ocupando el lugar de honor.
En Dorea seguimos cuidando esa tradición con nuestros asados de cordero y cabrito, para que cualquier día pueda sentirse tan especial como una fiesta de pueblo segoviana.










